Donde reina la sabiduría, no hay conflicto entre pensar y sentir.

No podemos curar el mundo de los dolores, pero podemos elegir vivir en alegría.

Sé una luz, no un juez.

Sé un modelo, no un crítico.

No nos dan una buena vida o una mala vida.

Nos dan una vida.

Depende de nosotros hacerla buena o mala.

Cuando seamos completamente libres de la necesidad de juzgar, también seamos completamente libres del temor de ser juzgados.

En ninguna parte el hombre puede encontrar un retiro más tranquilo que en su propia alma.

Puedes descubrir más acerca de una persona en una hora de juego que en un año de conversación.

Siempre encuentra oportunidades para hacer sonreír a alguien, y para ofrecer actos aleatorios de bondad en la vida cotidiana.

El día en que el poder del amor invalida el amor al poder, el mundo conocerá la paz.

Es la propia mente de un hombre, no su enemigo o adversario, la que le atrae a los malos caminos.

La conciencia de tí mismo no te impide cometer errores, sino que te permite aprender de ellos.

La expectativa es la raíz de todas las penas.

Si nos encontramos con el deseo de que nada en este mundo pueda satisfacer, la explicación más probable es que fuimos hechos para otro mundo.

Nunca memorice algo que puedes buscar.

Toma la responsabilidad de tu propia felicidad, nunca la pongas en manos de otras personas.

Conoce bien lo que te lleva adelante y lo que te retiene, y elige el camino que conduce a la sabiduría.

Los miedos que no enfrentamos se convierten en nuestros límites.

Estas montañas que llevas, sólo tenías que escalar.

La reflexión es una de las herramientas más subutilizadas y poderosas para el éxito.

Bienaventurado es el que no espera nada, porque nunca será decepcionado.