Con demasiada frecuencia subestimamos el poder de una caricia, una sonrisa, una palabra amable, un oído atento, un cumplido honesto, o el más pequeño acto de cariño, todos los cuales tienen el potencial de cambiar una vida.

Hay que correr riesgos porque el mayor peligro en la vida es no arriesgar nada.

El hecho de que puedo plantar una semilla y se convierte en una flor,

compartir un poco de conocimiento y se convierte en el de otro,

sonreír a alguien y recibir una sonrisa a cambio,

son para mí ejercicios espirituales continuas.

Ámate a ti mismo.
Acéptate a ti mismo.
Perdónate a ti mismo.

Porque sin ti el resto de nosotros no tenemos una fuente de muchas cosas maravillosas.

Ámate a tí mismo.
Aceptate a ti mismo.
Perdónate a ti mismo.
Sé bueno contigo mismo.

porque sin ti el resto de nosotros quedaremos sin una fuente de muchas cosas maravillosas.

Nunca idealiza a los demás. Nunca estarán a la altura de tus expectativas.