La verdadera felicidad es disfrutar del presente, sin depender ansiosamente del futuro, no divertirnos con esperanzas o miedos, sino descansar satisfechos con lo que tenemos, que es suficiente, porque el que es así no quiere nada. Las mayores bendiciones de la humanidad están dentro de nosotros y a nuestro alcance. El sabio se contenta con su suerte, cualquiera que sea, sin desear lo que no tiene.

Ningún hombre fue sabio por casualidad.

La verdadera felicidad consiste en disfrutar del presente, sin depender ansiosamente del futuro.

Las dificultades fortalecen la mente, como el trabajo lo hace el cuerpo.

Sufrimos más en la imaginación que en la realidad.

La salud es el alma que anima todos los placeres de la vida, que se desvanecen y no tienen sabor sin ella.

Si realmente quieres escapar de las cosas que te acosan, lo que necesitas no es estar en un lugar diferente, sino ser una persona diferente.

No cuánto tiempo, sino lo bien que has vivido es lo principal.

Cada noche, antes de irnos a dormir, debemos preguntarnos:

¿Qué debilidad superé hoy?
¿Qué virtud adquirí?

Mientras vivas, sigue aprendiendo a vivir.

Una de las cualidades más bellas de la verdadera amistad es comprender y ser comprendido.

Mientras estamos posponiendo las cosas, la vida pasa de prisa.