El hombre que hace una pregunta es un tonto por un minuto, el hombre que no pregunta es un tonto de por vida.

La creencia ciega en la autoridad es el mayor enemigo de la verdad.

Las mejores y más bellas cosas en el mundo no se pueden ver ni siquiera tocar. Deben ser sentidas con el corazón.

La verdadera magia en relaciones significa una ausencia de juicio de los demás.

Con demasiada frecuencia subestimamos el poder de una caricia, una sonrisa, una palabra amable, un oído atento, un cumplido honesto, o el más pequeño acto de cariño, todos los cuales tienen el potencial de cambiar una vida.

Aquel que conoce todas las respuestas no se le ha pedido todas las preguntas.

Nunca puedes saber los resultados que vendrán de tus acciones, pero si no haces nada, no habrán resultados.

Vivimos en un mundo maravilloso que está lleno de belleza, encanto y aventura. No hay fin a las aventuras que podemos tener si sólo las buscamos con los ojos abiertos.

No ceda a tus miedos. Si lo haces no serás capaz de hablar con tu corazón.

No das vueltas sobre tus errores y fracasos del pasado ya que esto sólo va a llenar tu mente con dolor, pesar y depresión.
No los repites en el futuro.

No te aflijas. Cualquier cosa que pierdes volverá en otra forma.

A veces el corazón ve lo que es invisible para el ojo.

El que ya no puede hacer una pausa para maravillarse y quedarse pasmado en fascinación, es como si estuviera muerto; sus ojos están cerrados.

Una buena cabeza y un buen corazón son siempre una combinación formidable.

El conocimiento acerca de la vida es una cosa, la ocupación efectiva de un lugar en la vida, con sus corrientes dinámicas que pasan por tu ser, es otra.

Mira las situaciones desde todos los ángulos, y te volverás más abierta.

Los obstáculos no tienen que detenerte. Si te encuentres con una pared, no da la vuelta y abandona. Encuentra la manera de subirla, de atravesarla, o de trabajar alrededor de ella.

Una espina de experiencia vale toda una selva de advertencias.

Pequeños actos realizados son mejores que grandes actos planificados.

Es una de las compensaciones más bellas de la vida que nadie puede sinceramente tratar de ayudar a otro sin ayudarse a sí mismo.